Mañana Apasionante
Suena el despertador a las 5 de la mañana, me cuesta horrores levantarme de la cama pero tengo que coger mi vuelo de las 6:45 para ir a mi "no trabajo". Ayer (por domingo) fue un día muy duro, estuve borracho la mayor parte del día, no había manera de quitarme esa increíble resaca consecuencia de una ingesta tremenda de alcohol.
A las 5:30 me espera un taxi en la puerta de casa de mi "chorba", que tiene que bajar descalza, increíble pero cierto, para abrirme. Antes de meterse en la cama de nuevo me aseguró que se lavó los pies.
Ya he coincidido varias veces con ese taxista, al que, de camino al aeropuerto, le meten unas broncas de la ostia por la radio. Una vez en la terminal A me toca desnudarme como de costumbre frente al detector de metales. La próxima vez me ducharé e iré directamente con la toalla y me vestiré una vez pasado el control. Por todos es sabido el nivel de incompetencia de la mayoría de los policías que allí se encuentran, cada vez que bajo a casa me llevo mi botella de jabón de 250ml (tengo la piel muy especial) y nunca me la han quitado. Lo de ayer fue brutal ya que pararon a todos los de detrás mío para buscar esa botella mientras yo estaba unos metros más allá vistiendome.
Como hago cada lunes me siento en el bar de la puerta 52 y cojo mi zumito de naranja natural y un croissant (a partir de ahora cruasán). Hoy he cogido algo más! en la parte inferior del croissant cruasán había un moscardón que intentaba por todos los medios desengancharse de la miel que cubre mi delicioso desayuno! Por supuesto decidí cambiar el cruasán y cómo no, el amable camarero me miró con cara de asesino, como si la culpa de que tuvieran un enjambre en el horno fuera mía!
Intentando digerir el desayuno subo al avión y mi sorpresa es que me ha tocado un moro al lado, dentro de lo que cabe hasta aquí no hay nada malo. El problema llega cuando el moro apesta a una mezcla de sudor de hace 27 días y pipí! Estuve medio viaje respirando a través de mi jersey. Consigo dormirme escuchando la música de mi ipod hasta que el buen señor decide interrumpir mi sueño tocandome la mano para darme el delicioso desayuno que proporcionan las compañías aéreas. Por supuesto tuve que agradecerle tal gesto de amabilidad con una sonrisa en la boca (dos ostias tenía que haberle dado). Finalmente llego al aeropuerto de zurich con 5 minutos de retraso, lo que me hizo esperar 1 hora en la estación para coger el siguiente tren, genial!
Una vez en mi trabajo, desperdicié mis 11 horas diarias pegado a un ordenador, con el cerebro apagado, como llevo haciendo desde que entré en esta maravillosa empresa..
Apasionante mañana la mía!